Un objetivo es una dirección, no un destino
Pensar tu objetivo como una dirección y no un destino tiene un significado trascendental: permite enfocarte en el proceso. Enfocarte en el proceso crea oportunidades diarias de lograr pequeñas victorias. Estas pequeñas victorias sirven como puntos de paso en el camino hacia el dominio/maestría, ayudándote a mantener la motivación a largo plazo. El proceso estimula …