He redactado este artículo a partir de un interesante episodio podcast de Fast Talk, titulado «How to navigate a world of exploding metrics and estimates» con el Dr. Stephen Seiler y Marco Altini. Es tan interesante que esta primera parte solo resume los primeros doce minutos de un total de más de noventa. Si prefieres escuchar el podcast original completo en inglés, puedes hacerlo desde aquí. De lo contrario, te invito a leer esta primera parte que he preparado mientras trabajo en la próxima.
Introducción
En la era actual, estamos inmersos en un océano de datos. Desde el momento en que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos rodeados de números y métricas que intentan capturar cada aspecto de nuestras vidas, incluso el más mínimo detalle de una sesión de entrenamiento. Sin embargo, ¿cuánto de lo que vemos es realmente preciso?
Una cita en redes sociales del destacado fisiólogo del ejercicio, Stephen Seiler, captura perfectamente este dilema: «Vivimos en tiempos asombrosos donde somos capaces de medir cosas que no habíamos podido medir antes, pero también estamos tratando de medir cosas que no somos capaces de medir».
Es cierto, nuestros dispositivos de seguimiento y monitoreo han avanzado enormemente en los últimos años. Pero con esta avalancha de datos vienen también muchas estimaciones. Es fácil caer en la trampa de creer que estas estimaciones son tan precisas como las mediciones reales. Sin embargo, debemos recordar que no todas las métricas son creadas iguales. Algunas, como la frecuencia cardíaca y la cadencia, son mediciones directas, mientras que otras, como las puntuaciones del sueño o el estrés del entrenamiento, son solo estimaciones basadas en suposiciones o correlaciones no completamente validadas.
¿Por qué nos molestamos en monitorear nuestro entrenamiento?
- Seguimiento de la ejecución versus prescripción. Queremos asegurarnos de que lo que estamos haciendo en realidad coincida con lo que se nos ha recomendado. Este simple acto de comparación puede ser sorprendentemente importante.
- Individualización del entrenamiento. El monitoreo nos brinda información valiosa que nos permite ajustar y personalizar nuestro entrenamiento según cómo responde nuestro cuerpo a diferentes estímulos.
- Detección de desviaciones. Al observar las tendencias a lo largo del tiempo, podemos identificar anomalías en nuestra respuesta al entrenamiento y tomar medidas preventivas antes de que se conviertan en problemas más graves. Además, el monitoreo del entrenamiento nos ayuda a construir un banco de conocimientos que no solo beneficia al atleta actual, sino también a futuros atletas y al campo en general.
Zonas de Entrenamiento: Más Allá de los Números
Una de las áreas que a menudo se malinterpreta en el mundo del entrenamiento son las zonas de entrenamiento. Originalmente concebidas como herramientas de prescripción, estas zonas se han convertido erróneamente en puntos de análisis. Seamos claros: las zonas de entrenamiento nunca fueron diseñadas para proporcionar un análisis detallado de la fisiología en tiempo real.
En cambio, su propósito principal siempre fue prescribir. Las zonas de entrenamiento eran, y siguen siendo, una herramienta de comunicación entre entrenadores y atletas. Son una forma de simplificar y estructurar el proceso de entrenamiento, proporcionando un marco claro para cada sesión.
Es importante comprender que estas zonas no garantizan resultados fisiológicos específicos. Decir que estar en una determinada zona conlleva un efecto fisiológico exacto es una simplificación excesiva. En realidad, estas zonas son simplemente puntos de partida, una guía para el entrenamiento.
Un ejemplo claro de la utilidad de las zonas de entrenamiento es su adopción en el deporte de resistencia noruego. Este deporte ha logrado un gran éxito al mantener una escala de intensidad universalmente comprendida. Cuando se habla de una zona de entrenamiento específica, todos los implicados saben qué significa. Esto no solo facilita la comunicación, sino que también proporciona un punto de partida consistente para la interacción entre entrenadores y atletas.
Además, es importante reconocer que las distintas zonas de entrenamiento no son compartimentos estancos. Existe una considerable superposición entre ellas en términos de los estímulos que generan. Si bien podemos hablar de adaptaciones fisiológicas específicas asociadas con diferentes zonas, en realidad, las respuestas del cuerpo a menudo se superponen y no se pueden distinguir claramente en términos de intensidad.
Por lo tanto, en lugar de enfocarnos exclusivamente en los resultados fisiológicos específicos de cada zona, debemos considerar cómo estas zonas pueden ayudarnos a gestionar las respuestas al estrés. El control del flujo de estrés y la capacidad de mantener un equilibrio saludable para el atleta son aspectos fundamentales de la utilización efectiva de las zonas de entrenamiento.
Podemos decir que, las zonas de entrenamiento son herramientas valiosas, pero debemos recordar su propósito original y no exagerar su capacidad para proporcionar análisis detallados de la fisiología en tiempo real. Al comprender y utilizar adecuadamente estas zonas, podemos optimizar nuestro entrenamiento y mejorar nuestro rendimiento deportivo de manera efectiva.
Durante… ¿y despues?
Otro aspecto importante a considerar en el monitoreo del entrenamiento es observar no solo lo que ocurre durante la sesión, sino también cómo responde el cuerpo después de la misma. Esto conecta varios aspectos relevantes que deseamos discutir en términos de la respuesta de nuestro organismo a la sesión de entrenamiento. Por lo tanto, no solo podemos examinar los datos recopilados durante la sesión para evaluar qué tan cerca están de lo que se ha prescrito y cómo ha respondido el atleta, sino también los datos recolectados después de la sesión utilizando diversas tecnologías que los atletas usan ampliamente en la actualidad.
Estas mediciones pueden realizarse temprano en la mañana o por la noche para evaluar nuestra fisiología e intentar determinar si estas mediciones reflejan de manera precisa la respuesta del cuerpo al estímulo. Si encontramos una respuesta que no se ajusta a nuestras expectativas, podría ser una indicación de que el estímulo no fue adecuado en ese momento para el atleta, o que otros factores estresantes pudieron haber influido. Al enfocarnos exclusivamente en los datos de entrenamiento, a menudo pasamos por alto el hecho de que ocurren diversas situaciones adicionales, como viajes o estrés adicional, que también pueden afectar nuestra capacidad para asimilar adecuadamente el estímulo del entrenamiento y responder positivamente a él.
Por lo tanto, es fundamental monitorear la respuesta del cuerpo utilizando diversas tecnologías y dispositivos. Sin embargo, este proceso puede resultar confuso, ya que muchos de estos dispositivos proporcionan números y estimaciones que pueden no corresponder necesariamente a mediciones tangibles. Por ejemplo, factores como el readiness o los puntajes de recuperación son estimaciones que pueden cuentan con validez y confiabiliad. Es esencial entender que estas métricas representan una categoría diferente en comparación con la evaluación directa de la fisiología, como la frecuencia cardíaca en reposo o la variabilidad de la frecuencia cardíaca. En muchos casos, estas métricas son estimaciones que pueden carecer de validación precisa.
Conclusiones
En última instancia, el objetivo del monitoreo del entrenamiento no es solo medir lo que hacemos durante una sesión, sino también comprender cómo responde nuestro cuerpo después. Es aquí donde entran en juego las tecnologías de seguimiento post-entrenamiento, que nos permiten evaluar la efectividad de nuestros estímulos y ajustar en consecuencia.
En resumen, mientras nos sumergimos en este mar de métricas y estimaciones, es importante recordar que no todas las cifras son iguales. Al entender las limitaciones y el propósito detrás de cada métrica, podemos aprovechar al máximo nuestra tecnología de seguimiento y tomar decisiones informadas para mejorar nuestro rendimiento deportivo.
En la próxima entrega, profundizaremos en cómo podemos utilizar estos datos para optimizar nuestro entrenamiento y alcanzar nuestros objetivos deportivos con mayor eficacia.
¡Manténganse atentos para la parte 2 de esta serie!
Adelante, siempre adelante.
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