¿Eres de los que comienzan un plan de entrenamiento tras otro, pero no logras continuidad? ¡Tengo una buena noticia! Un deportista habita en ti. ¡Se que es así! Aquí veremos cómo puedes convertirte en él.
Evita poner los resultados primero
Si ya has iniciado varios programas de entrenamiento o, simplemente, has intentado entrenar por tu cuenta, pero no logras tener continuidad, debes dejar de centrarte en los resultados.
Pensar solo en el resultado, te conducirá a la frustración y, finalmente, el abandono de un programa de entrenamiento. En este sentido, es mejor centrarse en el proceso. Dicho de otro modo «un objetivo es una dirección, no un destino».
No se trata de qué resultados quieres conseguir, se trata de en quién quieres convertirte. No es lo mismo pensar “quiero correr 5 km” a pensar “quiero ser un corredor” o “quiero perder 5 kgs” a “quiero ser una persona saludable”.
Define primero en quién quieres convertirte para luego enfocarte en ello y trabajar en el proceso para lograrlo. Los resultados en los que te enfocabas antes llegarán, como parte del camino para convertirte en la persona saludable, el deportista, el corredor, el ciclista…
Hábitos
Forjar nuevos hábitos, así como abandonar hábitos que no contribuyen a convertirte en quien quieres ser, es parte esencial de cualquier proceso de mejora a nivel personal, en cualquier área de tu vida.
En este sentido, es clave plantearse, qué haría la persona en la cual quieres convertirte en una determinada situación. ¿Qué menú de la carta elegiría la persona saludable o el deportista? ¿Qué haría el deportista para recuperarse mejor?
Como dice James Clear en su libro Atomic Habits (Hábitos Atómicos), todos los hábitos se basan en 4 pasos que son la señal, el deseo, la respuesta y la recompensa. Trabajar en identificar estos hábitos y sus pasos, es un gran comienzo.
Cuatro leyes rigen la creación y cambio de hábitos. Cada una esta ligada a los cuatro pasos mencionados: haz que el hábito sea obvio, haz que el hábito sea atractivo, haz que sea fácil, haz que sea satisfactorio.Te aconsejo leer el libro o, al menos, su resumen en español aquí.
Sin excusas
Si hay un denominador común en todos aquellos que fracasan en iniciar un proyecto de este tipo, son las excusas.
Cuando mencionas una excusa, nada tiene que ver con excusarte frente a otros, sino con el mantra que te repites a ti mismo para justificar tu falta de disciplina.
Si tienes tiempo para ver series, tienes tiempo para entrenar. Si tienes tiempo para revisar redes sociales en tu teléfono, tienes tiempo para entrenar. Si tienes tiempo para ver mensajes, que no contribuyen a tu crecimiento personal, tienes tiempo para entrenar.
Y del mismo modo para todas las acciones que realiza esa persona saludable: prever ese almuerzo para evitar comer lo que no deberías, hacer una lista de compras para remitirte a ella cuando estés en la tienda evitando comprar “con hambre”, meditar, llevar una agenda ordenada…
Plantea metas realistas
Muchas personas idealizan con dedicar una hora diaria a su entrenamiento, cuando no pueden lograr sostenerlo siquiera una semana. Esto es, casi siempre, un error.
El trabajo, las actividades familiares y otros eventos de la vida, siempre intervendrán en tu agenda. En su lugar, piensa en una unidad de tiempo que sepas que podrás cumplir sin importar lo que suceda en tu día.
En cuanto a lo que logres en esa unidad de tiempo, pues es lo que puedes lograr actualmente y nada debe frustrarte o detenerte. Algunas personas en 30 min corren 10 km y otras caminan 2 km a su mejor ritmo en el mismo lapso. No hay de qué avergonzarse. La única vergüenza radica en no ser realista y honesto uno mismo. Los deportistas de alto rendimiento entrenan varias horas al día, pero para ser una persona saludable puede ser suficiente con unos minutos al día. Siempre que seas constante en el tiempo.
Si la unidad de tiempo promedio que sabes que podrás cumplir es de unos 5 minutos al día, no pienses que es poco, solo concéntrate en hacerlo 5 días a la semana y mantenerlo en el tiempo.
Planifica y respeta tu descanso
Sin importar tu nivel de rendimiento o condición actual, todos necesitamos descansos. Define uno o dos días de tu semana, en los cuales descansarás, al menos de las actividades sistemáticas y del entrenamiento.
El descanso favorece las adaptaciones de tu organismo al entrenamiento y a cualquier rendimiento que desees alcanzar (laboral, académico, etc.). En el largo plazo, te ayudará a mantener la motivación, evitando caer en monotonía de la tarea rutinaria.
Cuando consigas esa primera meta realista para ti, ya puedes buscar la siguiente. Para ese entonces, los hábitos más importantes, ya estarán allí y serán la base sólida de ese deportista en el que te has convertido.
Ser un deportista no es fácil. Pero tampoco es tan difícil como crees. Solo se necesita planificación y compromiso.
¡Adelante, siempre adelante!
Fede Fader
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